Unas veces toca Ora y otra Labora.

 No todos los días tenemos las mismas actividades, aunque lo principal en nuestra vida es la oración, también la compaginamos con el trabajo, que si se sabe hacer bien, será una prolongación de la oración, valga la redundancia. 
 Hay días que toca limpieza, otros que toca lavar y planchar, otros que toca cavar el jardín. Cada día tiene sus actividades, como pueden ser la repostería, elaboración de rosarios y pulseras o la elaboración de escapularios de los cuales se sostiene nuestra pequeña comunidad.
 La elaboración de escapularios es en cadena, ya que un hermano se debe encargar de recortar las imágenes que están impresas en lienzo, a su vez otro hermano se encarga de marcar los bordes y pegar las cintas que unirán ambas partes del escapulario. Finalmente otro hermano, con tela de lana en la mano y sentado a la máquina, los cose y finalmente recorta la tela, y listos para ser distribuidos entre el pueblo fiel de Dios.
 En lo que se refiere a temas gastronómicos, como es el tema de la repostería, somos un poco novatos.Vamos poquito a poquito. Pero nuestro hermano repostero no pierde la ilusión. Empezamos con una receta que nos dio una señora llamada Ángeles, entre risa y risa, se podría decir que esta rica receta nos la ha dado un ángel muy bueno. Este hermano va con ilusión pensado en como hacer con la misma receta variedad, y se le ha ocurrido darle baños de chocolate. Estamos a la espera de lo que podrá salir de esa golosa idea.
 La elaboración de rosarios exige mucha paciencia y el levantarse un montón de veces para para recoger las cuentas empeñadas en desperdigarse por el suelo, no queriendo unirse en esta rica oración, que tiene como finalidad ofrecer una corona preciosísima a la Santísima virgen María. Pero bueno, el buen hermano las acaba convenciendo, ya que su finalidad es santa, y dan su cuenta a torcer.
 También con ánimo de meter lo religioso en la juventud, se nos ha dado por hacer pulseritas de cuerda y bolitas vistosas, aunque no sabemos como encajara esto, pero lo dejamos en manos de Él.
 Y que más os podría contar este pobre fraile sobre el lavado y la plancha, todos conocemos a la hermana escoba, a la hermana fregona y a la hermana plancha. Dan mucho quehacer, pero lo hay que hacer.
 El jardín ya nos exige más trabajo físico, pero bueno, nos ayuda a despejarnos en Dios y a alzar nuestra oración al cielo, como nuestro maestro, que pasó cerca de treinta años en el oficio de carpintero, con las fatigas que había de generar este.
 Queridos hermanos, vayamos progresando en el amor y santificándonos en el día a día.

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